jueves, 6 de octubre de 2011

No siempre las historias acaban comiendo perdices.

20-1, eran las 7 de la mañana y aun seguía mirando el techo de su habitación, adornado por una lampara de araña en su centro y unas cortinas al fondo en la pequeña ventana.Aun la claridad que entraba por la debajo de la puerta era poca, pero lo suficiente como para poder apreciar las formas y distinguir vagamente los colores.
En su rostro se veía reflejado las consecuencias de a ver pasado la noche en vela esperando a que nadie llamase al teléfono o entrase en casa.Durante toda la noche oyó voces que provenían de la casa de sus abuelos,creyendo que deliraba, no las dio importancia.
Por fin se quedo dormido,hasta que sobresaltado se despertó rápidamente y por fin se dio cuenta que las voces que escucho durante toda la noche eran de verdad, y ahora porvenian de la habitación de al lado y se acercaban a su cuarto, para darle la mala noticia que nunca quiso escuchar..

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